Auscultando al señor Dolor

Todas las personas pasamos por momentos amargos e indeseables o sufrimos pérdidas que nos lastiman profundamente, que nos quiebran. "Es inevitable", " todo pasa", "vas a estar bien". Sí sabemos que pasará y que en un tiempo posterior, estaremos mejor. No necesariamente me refiero a una ruptura amorosa, sino a cualquier tipo de pérdida, fracaso personal o cambio disruptivo en nuestras vidas.

Todos sabemos cómo se siente el dolor a nivel emocional o físico. Es fascinante cómo el cuerpo y la mente se compenetran tan bien para hacer patente que algo dentro de nosotros está roto. Presión en el pecho, ansiedad, angustia que nos impide llevar a cabo nuestras actividades cotidianas hasta el punto en que levantarse de la cama, bañarse, decir buenos días es en verdad un acto de verdadera fortaleza. Nadie lo nota claro, o puede que sí pero en esos momentos solo uno sabe lo difícil que fue decir en la mañana: "está bien, vamos a hacer cosas, vamos por otro día".


Sabemos que al final del día, habrá miles de posibilidades y casos de experiencias que nos digan cómo debemos lidiar con el dolor para superarlo, pero ¿qué tal si mejor nos enfocamos en tratar de entenderlo? –Oye dolor, mira; yo estoy aquí y tú también. Ambos convergemos en este cuerpo y en ésta mente, así que por qué mejor no me dices qué necesitas para sanar?– Si no quisieras algo, no estarías aquí tan presente, tan cerquita de mí acechándome todo el tiempo.


Por mi parte, he tratado de ahuyentarlo, de esconderme de él, pero al final del día siempre parece volver a mí. Quizá en vez de pretender que todo está bien y que todo pasará, solamente (no es tan sencillo) necesitamos ser conscientes de él y aceptarlo. Aceptarlo a él y a todas las situaciones que le acompañan: sean buenas o malas. No será fácil, ni ocurrirá de inmediato, solo te puede asegurar que un día no muy lejano, después de días, semanas o meses de sentirte vacío, incompleta, confundido, mareada, sacudido, un día te vas a despertar y extrañamente vas a sentir algo diferente.


Ese día... (que te juro que no tarda en llegar), vas a poder voltear al hecho doloroso en cuestión. Sí, vas a ver cómo todo está enmarañado, confuso y sin sentido. Vas a intentar recoger los pedazos más significativos, no sin antes quizá sentir la tensión y como se te revuelve el estómago y tus lagrimales empiezan a secretar a esas ya húmedas conocidas.  El miedo, se hará presente, la duda,  quizá todo al mismo tiempo. Pero ese impulso te va a hacer ir por el pinol, la escoba, el recogedor, y empezar a limpiar ese desmadrito interno. Te darás cuenta que no todo está tan roto, ni tan sucio ni tan confuso como la primera vez que te enfrentaste a él. Te darás cuenta que aunque tal vez quedó muy maleado, siempre se puede reparar y mejorar;reconstruir con una mejor y más fuerte estructura.


Pero, andad con cuidado, porque el señor Dolor seguirá ahí, vigilante, al acecho. Puede que hayan tenido un acercamiento y por un momento se haya quedado inmóvil, pero él quiere saber en qué andas, cuales son tus planes – si es que te quedan algunos–. Por eso, es mejor hacerle saber que tú sabes que anda por ahí, que lo aceptas y no hay necesidad de esconderse entre las sombras; en la negación o del aparente olvido.


Al señor Dolor no le gusta ser visto en la luz del día, él prefiere esconderse, como ya dije, en las sombras, al apagar la luz para irte a dormir o en los silencios. Se disfraza de momentos de tranquilidad y buena onda, pero su perfidia es tal, que luego le da por invitar a sus amigos: Coraje, y Rencor. Buenos amigos en apariencia para pasar el rato sin duda, pero desleales contigo. Recuerda, ellos son amigos del sr. Dolor, se voltearán en tu contra y te harán pasar un mal rato.


Pero ¿Qué tal si mejor tú, eres quien se acerca al dolor? Dolor es muy voluble, y quizá no te ayude a recoger el desastre, pero mejor trata de entender su naturaleza; es voluble porque su fuente es la soledad. Y eso los une; dolor y tú están en conflicto porque ambos padecen de soledad.–That fucking bitch that no one saw before standing behind you guys–.La soledad es poderosa e implacable, ella obviamente no necesita trabajar en equipo, y en cierto sentido nos acompaña a lo largo de nuestras vidas, es como la muerte. Sin embargo, existe un remedio, accesible y eficaz contra ella. (Sé que estás muy cerca de balbucear el remedio porque es un súper cliché)...Amor.


Soledad es muy orgullosa, y no le gusta saberse reconocida y mucho menos acompañada, pero el amor necesariamente se da en una relación. X ama a Y, o incluso: X ama a X (es decir, puede ser autorreferencial). No sé exactamente qué sea el amor, quizá sea la mezcla de muchas sustancias, afectos, interacciones, pero no es el propósito de esta auscultación. (cfr. Platón et al.) Aun así creo que es el remedio, ya lo dijeron los Beatles, lo dijo Dumbledore, ya lo dijeron algunos filósofos y también profetas.


Dolor necesita amor, Soledad necesita amor, tú necesitas amor: todos necesitamos sentir afecto; todos queremos conectar y ser afectados por alguien o algo. Al venir al mundo nos plantan en esta dicotomía de sabernos solos y arrojados al mundo, –atrapados en nuestra subjetividad, pero también capacitados para conectar y sentir afecto, sentir amor. Y te juro que no hay ser humano en esta tierra que no esté en una relación afectiva, por el que nadie sienta afecto, aun parezca ser la persona más terrible del mundo, todos estamos inmersos en relaciones afectivas, somos animales sociales.


Afortunadamente, el amor también se disfraza de varias formas; se nos muestra en forma de amigos, familia, de mascotas, incluso en cosas no sensibles que resultan el mejor remedio en los días más amargos.


Cuando te acercas al sr. Dolor en vez de huir de él, entiendes muchas cosas; entiendes que en realidad está presente porque como tú: le teme a la soledad, como tú necesita sanar, necesita, tiempo, necesita afecto. Por favor, deja de combatir contra él, y mejor trata de entenderlo, hazle saber que lo aceptas, porque ya sabes que pronto van a dejar de estar en conflicto. Tú podrás reconstruirte, sanar, y él podrá  perderle el miedo a Soledad.




Perdón si no me es fácil decirlo en voz alta, estoy trabajando en ello, pero quiero que sepas que te quiero.


A Yaya P., a tí que te pasaste de mierda, a la oportunidad que se fue, al que ya no está, a aquello que no hiciste, a quién tienes miedo de dejar ir...a todo lo que te duele.

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