¿Alguna vez has deseado tanto que el simple hecho de pensar su negación te produce dolor? incluso dolor palpable, ese que se siente en el pecho y acelera la respiración. De pronto, te llenas de angustia y pierdes la cabeza –No, no, no– ¿Cómo puede ser posible?
Una de las cuatro grandes verdades del budismo afirma: El deseo produce sufrimiento. Suena muy dramático y aún así es una verdad muy evidente, casi innegable y no lo digo porque yo sea drama Queen. Lo cierto es que siempre deseamos, quizá es un rasgo intrínseco de las personas y para muchos otros: de la naturaleza.
Deseamos cosas que al no ser satisfechas nos producen sufrimiento, porque al final del día ponemos toda nuestra energía y atención en el objeto de deseo. Él representa pues nuestras ilusiones, en ello depositamos nuestras esperanzas; aún cuando pesimistas o "realistas" como yo, repitamos en voz alta que no va a pasar, que no es saludable crearse expectativas e ilusiones; que es mejor no esperar nada, aún así espero, aún así confío y me ilusiono.
¿Podría ser de otra forma? ¿Podríamos no tener ilusiones o deseos?
Lucho por mantener los pies en la tierra, por no construir castillos en el aire, por tener deseos moderados pero siempre termino creando expectativas. Y es que por un lado, los deseos nos mueven a la acción. Nos conducen a la consecución de nuestros anhelos, son la chispa o motor que mueve, que produce, que causa un efecto.
Me atrevo a decir que son necesarios para la acción. Spinoza dijo que son la esencia del hombre. Satisfacer un deseo produce dicha o alegria. Pero por el otro lado, no conseguir satisfacerlo produce sufrimiento o tristeza. Es muy básico y muy difícil de aceptar a la vez.
Todos hemos experimentado la sensación de sufrimiento al no poder ver satisfechos nuestros deseos, incluso aquellos que casi por inducción sabemos que no van a cumplirse, aún así depositamos nuestras esperanzas en ello. Porque se siente bien, porque queremos evitar el sufrimiento.
Porque pese a que ya nos sabemos el caminito nadie quiere volver a sentir la pena de no satisfacer su deseo: sean concupiscentes, nobles, morales o de supervivencia.
Porque creemos que vale la pena confiar. Porque no podemos realmente no tener anhelos. Es un modo de ser –es nuestro modo de ser– en ellos nos jugamos la existencia.
Porque pese a que ya nos sabemos el caminito nadie quiere volver a sentir la pena de no satisfacer su deseo: sean concupiscentes, nobles, morales o de supervivencia.
Porque creemos que vale la pena confiar. Porque no podemos realmente no tener anhelos. Es un modo de ser –es nuestro modo de ser– en ellos nos jugamos la existencia.
Si no los tuviéramos no habría sufrimiento, es cierto, pero tampoco existiríamos, no habría acción o efecto pues no desarrollaríamos nuestro ser.
¿Tons, se lanzan como gordas en tobogán buscando hacer realidad sus deseos a como de lugar? o tratan de eliminar su necesidad de desear y con ello el sufrimiento que no satisfacerlo pueda producir, es decir, ¿optar por una actitud budista o estoica de suprimir los deseos y pasiones que nos producen dolor.
Feliz año, ¿espero, deseo?
¿Tons, se lanzan como gordas en tobogán buscando hacer realidad sus deseos a como de lugar? o tratan de eliminar su necesidad de desear y con ello el sufrimiento que no satisfacerlo pueda producir, es decir, ¿optar por una actitud budista o estoica de suprimir los deseos y pasiones que nos producen dolor.
Feliz año, ¿espero, deseo?
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